El gNudista La Libertad sigue siendo la idea más radical de todas

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Ayer nos encontramos por casualidad en el Media Mark ese que nos han abierto en Vitoria con un pack de tres DVDs de películas de Hayao Miyazaki, el alma del estudio Ghibli, creadores de la película galardonada con el Oso de Oro de Berlín El Viaje de Chihiro, la cual fue debídamente comentada por unos y por otros.

En dicho pack venían La Princesa Mononoke, La Aprendiz de Bruja y El Castillo en el Cielo, la primera de ellas ya la conocía, tenía una versión bajada de interné que fue ripeada desde VHS con todo el cariño del mundo, pero su calidad ni se aproxima de lejos al del DVD. Si lo he pillado ha sido principalmente por la Pricesa Mononoke, ya ha sido muy comentada, así que únicamente añadiré que una de las cosas que más me gusta de la película es que al final todos pierden, nada que ver con las almibaradas películas de dibujos animados a las que estamos acostumbrados.

Alguien ha comentado en algunos de estos blogs que es interesante conocer algo de la cultura y leyendas japonesas para ver estas películas, yo, sin embargo, no estoy de acuerdo, uno de sus encantos es que no conocemos ni esa cultura ni esas leyendas, con lo que entramos virgenes en esos mundos y nos maravillamos aunque no los entendamos (o por que no los entendemos precisamente).

Con el frio que hace en la calle, el viento y la lluvia la cosa no estaba para salir mucho, desde luego, así que nos hemos dedicado a ver las pelis.

La Aprendiz de Bruja nos ha sorprendido gratamente, menos épica, menos amarga y más infantil que otras del mismo autor, y una cosa que me ha gustado es que en casi toda la película no pasa nada, simplemente nos cuenta la nueva vida de una niña de trece años, bruja ella, que, como todas las brujas, debe irse lejos de su casa para madurar como hechicera, así que debe buscarse una ciudad que no tenga bruja y establecerse allí. La protagonista es muy alegre y se maravilla por todo, pero se da cuenta que sus poderes no son gran cosa, lo que mejor sabe hacer es volar con escoba, así pues hace lo lógico, monta un pequeño negocio de mensajería aérea local.

Para acompañar a este día hemos preparado Shusi casero, una vez fuimos a un japonés y, a pesar de que detesto el pescado, me encantó, me sentí como el Homer Simpson que en un capítulo le obligan a ir a un japonés y en lugar de hacer la típica burrada digna de él, resulta que el sushi le alucinó.

Mi esposa (dicho sea de paso, una de las mujeres más maravillosas de este mundo y de parte del extrajero) se ha comprado un libro de como prepararlo y hoy se ha atrevido, por suerte venden packs con todos los ingredientes, aunque el primer intento fue hace un par de dias y dió al traste con casi todo, el arroz se quemó (la traducción del libro estaba mal y hacía falta el doble de agua para cocerlo), echó azucar al vinagre que resulta que ya lo traía incorporado, con lo que aquello era un caramelo raro.

Esta vez lo hemos preparado de una forma mucho más tradicional española, vamos, la clásica de preparar un buen arroz blanco, que sorprendentemente, no difiere mucho de la japonesa, hemos preparado el vinagre dulce y se lo hemos añadido al arroz...

Bueno, primero explicar que sushi es un arroz cocido aromatizado con vinagre, luego se le añaden cosas, como tortilla, pepino, langostinos cocidos, carne asada, a la plancha, verduras variadas y, por supuesto, el que conocemos aquí, un rollo de arroz con pequeños pedacitos de pescado crudo envuelto todo por un alga negra.

Casi todo el sabor resulta que se lo da esa alga negra que envuelve el rollito, los matices el relleno que en este caso han sido de langostino cocido pero no han desmerecido nada a los que había probado en aquel restaurante japonés.

En fin, para rematar el día ahora estamos escuchando uno de los CDs de mi hija, la banda sonora de Sakura, cazadora de cartas.

Para aquellos que hablan de endogamia blogalita, hoy me he lucido