Miles de fundamentalistas protestan en Chile contra desnudos e inmoralidad social
Por Ignacio Badal
SANTIAGO (Reuters) - Un fervoroso grito retumbó el viernes en la fachada del palacio de gobierno chileno. Al unísono, unas 7.000 personas invocaron a Dios con un apasionado "¡aleluya!" y denunciaron al presidente Ricardo Lagos como un aval de la inmoralidad que supuestamente corrompe al país.
Los devotos manifestantes, provenientes de diversas iglesias evangélicas, desataron su ira contra el mandatario, tras lo que consideraron una afrenta a la cristiandad: su aprobación al desnudo de más de 3.000 chilenos que posaron hace un mes para el fotógrafo estadounidense Spencer Tunick.
Tunick, un artista de 36 años que recorre el mundo registrando desnudos colectivos con su cámara, es visto como el rostro del demonio por estos grupos religiosos, que enarbolan el conservadurismo moral como bandera.
"Lagos, buena onda con el diablo", acusaba un cartel recordando que, al comentar la obra de Tunick, el presidente dijo que la acción artística hablaba de un país "buena onda", es decir, libre y entretenido.
EL PODER MORAL
Incansables, los manifestantes encendieron velas, cantaron y teatralizaron verdaderas posesiones, tras lo cual brotaron encendidos gritos condenando al infierno a aquellos pecadores que defendieran al desnudo como un arte.
Atemorizada ante lo que ven como un derrumbe moral de la sociedad, una humilde familia agitaba sus pañuelos para denunciar el libertinaje sexual al que, cree, están expuestos los hijos de Chile.
La razón: dibujos animados que, a su juicio, predican la brujería, escenas de erotismo que exhiben algunas películas en horario nocturno y provocativos bailes de grupos de música brasileña que han copado la programación televisiva.
"Yo le tengo prohibido a mis hijos que vean televisión, porque en la televisión no hay nada bueno, todo está lleno de pornografía", afirma Alejandra, mientras su marido y sus tres hijos, de 15, 10 y 8 años, asienten con la cabeza.
La ruidosa protesta, según sus organizadores, quiso enviar una señal de alto a aquellos estudiosos que preconizan que la conservadora sociedad de Chile, un país donde no existe ley de divorcio y que aún sufre la censura de sus medios de comunicación, comienza a "destapar" sus trabas morales.
"Queremos manifestar nuestro malestar por las decisiones de las autoridades en términos de permitir acciones inmorales y alzar la voz, no contra la libertad, sino contra el libertinaje", comentó, agitando un enorme anillo de oro y diamantes, el obispo de la Iglesia Pentecostal de la Trinidad, José Rivas.
DEMOCRACIA VS PORNOCRACIA
Rivas es el líder de una de las decenas de iglesias evangélicas que han surgido en los barrios más populosos de Chile y que han conquistado, incluso, a adherentes de la poderosa Iglesia Católica, que ha reconocido su temor ante un abandono masivo de sus feligreses más humildes.
Utilizando sus propias radios y canal de televisión como arietes, el lenguaje directo y atractivo de los evangélicos ha penetrado con facilidad, lo que los ha convertido en una fuerza religiosa considerable en el país.
Aunque Rivas calcula que suman más de 3 millones en Chile, encuestas y estimaciones oficiales los sitúan en 1,5 millón de personas, en torno al 10 por ciento de la población nacional.
Detrás del obispo, varios carteles apoyan sus reparos: "¡no confundir ver tevé con vertedero!", "¡queremos sociedad, no suciedad!", "¡democracia no es igual a pornocracia!".
Pese a la irascible multitud que, una y otra vez condenaba a los satánicos inmorales, la manifestación, bien resguardada por la policía, no concluyó en incidentes.
Tras agitar una bandera chilena donde se leía "Chile es de Cristo" y cantar por el fin de la inmoralidad, Samanta, una niña de 12 años, que se confiesa adventista, responde que está ahí porque es "cristiana". Y al consultárle si rechaza los desnudos responde: "¿por qué? si el cuerpo es bello y hay que mostrarlo".