¿Toda? No, una pequeña franja cantabrica resiste ahora y siempre al calor, es más, se puede decir, sin ruborizarse que este está siendo el verano más frio del siglo, en lo que va de junio y julio apenas hemos tenido apenas tres o cuatro días que pudieran decirse de playa y, quizá, una semana de verano.
Cielo plúmbeo, pesado y gris, un molesto sirimiri, un verde insultante de los campos y las golondrinas ¿donde están?
La gente ya está comentando este extraño y frio verano, y luego dicen no se que del calentamiento global.
Este comentario me recordó un paradógico riesgo que corremos en Europa, si, por culpa del calentamiento global, la circulación oceánica se rompe, la corriente del Golfo dejaría de calentarnos y las temperaturas tropezarían de tal forma que les costaría levantarse, según los expertos Dublín quedaría bajo una capa de hielo, o Londres tendría un gélido clima siberiano, de Francia o Alemania sufririan igual suerte, y supongo que el norte de España también.
Esta gélida perspectiva hace que mire al gris cielo desde la ventana de mi casa y... ¡mecagüen, quiero sol, leches!
PD: Y así fue, el verano más frio del siglo, no salió el sol desde junio a septiembre más que un día.