¿En verano?
Una buena tumbona a la sombrita de una enorme sombrilla, un vasito de gintonic en la siniestra, un buen libro en la diestra y una teutona de carnes prietas tumbada delante, tomando el sol en topless y guiñándome el ojo como anticipo de lo que ha de venir luego al frescor de las limpias sábanas del bungalow.
Por lo menos eso es lo que me espera a mí.
De pensarlo me tiemblan las piernas y todo.
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