La verdad es que para no hacer absolutamente nada nos lo hemos pasado estupendamente, en especial Nerea, que ha hecho este año una veintena de amigos y se tiraba hasta las 12 o la 1 de la madrugada jugando con ellos.
Esto nos ha supuesto no salir más que a la playa y a la piscina, nada de ir a las playas cercanas o pueblos pintorescos o lo que sea, pero verla tan feliz merece la pena.
Quince días totalmente desnudos, sin vestirnos (ni calzarnos) salvo para ir al super del pueblo cercano para comprar comida y eso, viendo un cielo azul y muchos días sin ninguna nube, lo malo es que nada más volver al país (chu)vasco la lluvia nos ha recibido "amorosamente".