Según el calendario egipcio, ese que luego imitaron tanto griegos como los romanos, aunque estos últimos con poca fortuna, el año comenzaba con el solsticio de invierno que también es cuando se celebraba la navidad que no dejaba de ser una copia de otras festividades (y es que el cristianismo ha sido, desde siempre, oportunista).

Luego, por haber perpretado una mala copia, imprecisiones, incorrecciones y demás, el fin de año lo celebramos tal día como hoy, diez días más tarde.

Aunque realmente da igual, no deja de ser un acuerdo entre humanos, así que siguiendo la tradición:

¡¡Feliz 2006!!

Y que no nos pase ná...