Así firmaba sus mails una compañera de trabajo, Tita Marian a la que conocí en 1991 más o menos.
Compartimos trabajo y amistad pero un día descubrió un bulto en un pecho, por suerte, al tener antecedentes familiares se hacía revisiones muy a menudo, si a eso le añadimos que su hermana trabaja en un hospital hizo que la detección precoz fuera fundamental.
No le dieron muchas esperanzas, el cancer era tremendamente agresivo pero respondió muy bien a la quimioterapía, sin embargo hace dos años me soltó que tenía una recaida, a pesar de ello siguió ahí, en la brecha.
Este sábado, a pesar de toda la lucha, nos dejó.
No hay funerales, su cuerpo lo donó a la ciencia para que sigan investigando, quien sabe, quizá un día otra mujer sobreviva debido a ello.
Me gustaría saber escribir para describir el vacio que nos deja, me gustaría hacerle un bonito homenaje, lo único que me sale es una lágrima.