El peor presidente de la historia democrática de España, el Sr. Aznar, con su afán protagonista, con su ego desmedido se puso al lado del emperador Bush en su guerra de pillaje y nos puso en el punto de mira del terrorismo islamista, al cual no le hacen falta excusas para asesinar, pero esta era perfecta.
Esto se les podría perdonar, total, hagas lo que hagas para un grupo de fanáticos religiosos todo el planeta es un objetivo a destruir, lo que no se les puede perdonar, ni de lejos, es que intentasen usar miserablemente la muerte de 192 personas para conseguir el voto del odio.
Fue tan repugnante lo que hicieron y como lo hicieron que incluso dudé durante unos minutos que las bombas las hubieran puesto los islamistas, empecé a creer que las habían puesto los propios del Pp para intentar rascar unos votos en unas elecciones que no iban a ganar, era tal el grado de miseria al que habían llegado Aznar y su séquito con su afán de llevarnos a un neofranquismo que no me hubiera sorprendido eso.
La jugada les salió de pena y fue tal la rabia y el odio que han sentido desde entonces por perder el poder que día a día han mentido, manipulado, odiado, gritado, ladrado y manifestado en contra de todo aquello que signifique democracia.
Olvidémonos de esa gentuza, hagamos como los que viven al lado de una catarata, que al final no escuchan el ruido y recordemos que tal día como hoy murieron 192 personas y cientos de personas aun están curando sus heridas, no los olvidemos, no los olvidemos.