Siempre tenemos que perdonar, por mucho que nos cueste. Pero para perdonar, el que ha ofendido debe estar arrepentido. El arrepentimiento es una actitud interior que lleva forzosamente a cambios en tu manera de actuar. Y los del 11-S NO están arrepentidos, todo lo contrario. Sólo hace falta mirar como siguen tratando a su "patio trasero" (aunque ahora el "patio trasero" parece que es el mundo entero).
Eso sí, olvidar si que no debemos hacerlo nunca.
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