Tras la muerte de Carlos Cerrato en 2006, a los 28 años, su familia decidió realizar una retrospectiva de sus obras como homenaje. Sabían que la interpretación que Cerrato López había hecho del cuadro de Courbet no podía faltar. Así, contactaron con Cajasur, que posee diversos centros expositivos en Córdoba. La entidad, ligada a la Iglesia, no mostró reparo en acoger la muestra, conocían la carrera de Cerrato López, al que incluso llegaron a becar. La exhibición debía inaugurarse en octubre, así que, con premura, los padres de Carlos seleccionaron las obras. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando Cajasur decidió vetar la interpretación de la pintura de Courbet.La historia volvía a repetirse. La polémica, pacata y puritana, ha acompañado siempre a este cuadro y por ello ha estado poco menos que proscrito. No se expuso en el Museo de Orsay hasta 1995. Carlos escribió: "El origen del mundo era un pequeño cuadro que el museo exponía casi tímidamente avergonzado, casi con orgullo, a mitad de camino entre avergonzado de ser un escándalo al decoro u orgulloso de tener el placer de exponer una obra genial e irrepetible [...] Una persona que pinta ese desnudo con el ímpetu y la libertad de la forma con que lo pintó Courbet, no espera ser aceptado por la crítica de los salones de París [...] En la sociedad de la época, aún resentida por la gran carga ideológica que la Iglesia católica, aunque decreciente pero aún importante, daba que pensar que realmente Europa estaba cambiando".
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