Como decía, las cosas cambia de dueño con las guerras. Unos cristianizan y los otros entregan su oro, luego, otros se dedican a civilizar a cambio de materias primas, y lo de estos, es cambiar liberta por petróleo.
Los que ofrecen intangibles son los que llevan el palo y el negocio se cierra por las buenas o por las malas. Estos tratos "tan buenos" crean adicción, como se vio por las Azores.
Apuntamos al cielo pero bajamos escalón.
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