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Somos una familia nudista que ha acudido a las excursiones que organiza ENE a la Isla Santa Clara. Hemos de confesar que llevabamos algunos miedos que luego hemos visto disipados.
Los nudistas somos fuertemente discriminados, teniendo que irnos lejos, o arriesgar nuestras vidas en inaccesibles calas.
Sabemos que deberíamos tener derecho a estar en cualquier lugar, se deduce claramente de los derechos fundamentales protegidos por las leyes, pero algunos, que se sienten representantes del sentir mayoritario, utilizan argumentos como el miedo, los prejuicios religiosos o, lo que es peor, el del "buen gusto" para exigir que, tanto la gente, como las administraciones, tomen cartas en el asunto. Sus argumentos son los mismos que utilizan xenófobos, machistas u homófobos e incluso, al igual que estos, se atreven a llamar a la libertad "libertinaje".
Salvo algunos desafortunados comentarios que no sólo nos iscrimina a nosotros, sino prácticamente a cualquier minoría, estamos compartiendo la Isla Santa Clara con una sociedad madura, que no es que sólo nos tolera a los nudistas, sino que nos hace sentir, por fin, integrados.
¡Muchas gracias Donostia!